Las mentiras que le contamos a nuestro dentista
Para muchos pacientes la visita al dentista suele ser una especie de tortura, sobre todo cuando llegan las preguntas de rigor. La sensación de no hacer las cosas bien lleva a mucha gente a mentir descaradamente en la consulta.
Pero la realidad es que no sirve de nada mentir a un dentista porque como dicen “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo” y los dentistas tienen muchas herramientas para descubrir esas mentiras.
Hoy te contamos las mentiras más comunes de las clínicas dentales y porque se descubren enseguida. Toma nota:
– Me cepillo los dientes después de cada comida. Es muy difícil que los pacientes que siguen una rigurosa higiene dental tengan caries, sarro o placa en las piezas dentales.
– Uso todos los días el hilo dental y después me enjuago. El hilo dental permite llegar a lugares de difícil acceso, permitiendo realizar una limpieza en profundidad. Asique si tus encías sangran o no tienen buen aspecto ni te esfuerces en mentir.
– Yo no soy fumador, solamente fumo de vez en cuando. Se puede percibir tanto en las manos, en la ropa y por supuesto en los dientes. El hábito de fumar es muy perjudicial para tu salud ya que es el principal causante del cáncer oral y puede provocar pérdidas o manchas de piezas dentales y mal aliento. Fumar un cigarro diario es fumar, por lo que mentirnos es mentirte a ti mismo.
– Tomo alcohol de forma esporádica. Si esto es verdad no deberías tener problemas de sequedad bucal o caries.
– Yo nunca me he mordido las uñas. Un dentista no necesita mirar tus manos para saber que le estas mintiendo. El dolor y las molestias en la mandíbula y los dientes irregulares son síntomas de que te muerdes las uñas.
– Apenas tomo refrescos. Las bebidas con alto contenido en azúcar dañan el esmalte de los dientes, dejándolos desprotegidos. Con un simple vistazo un dentista puede saber si abusas o no de los refrescos.
– Nunca he tenido un problema con la comida. Algunas enfermedades como la anorexia y la bulimia producen un desgaste temprano muy particular de las piezas dentales. Los dentistas lo identifican fácilmente esta sintomatología.
– Mi última revisión fue hace menos de un año. No hace falta echar mano de la agenda para saber cuándo fue la última vez que acudiste a consulta. La suciedad y la acumulación de sarro son la prueba del tiempo que llevas sin pasar por el dentista.
– ¿Embarazada? Para nada. No es que tengamos un interés en tu vida personal, pero las mujeres embarazadas pueden llegar a desarrollar gingivitis provocado por los cambios hormonales.
Además hay cierto medicamentos que no se le pueden administrar y el seguimiento dental debe ser más exhaustivo. Si estas embarazada es muy recomendable que se lo digas a tu dentista por tu salud y la de tu bebe.
Sabemos que algunas preguntas son muy personales, pero todas las preguntas están fundamentas para que podamos realizar un diagnóstico y establecer el tratamiento más adecuado para ti.
Decir la verdad es muy importante, pero aunque hemos visto que en la mayoría de ocasiones no sirve de mucho mentir, puede ocasionarte muchos problemas si el dentista no tiene toda la información necesaria.